domingo, 23 de agosto de 2015

Concilio Vaticano II: Una explicación pendiente


Concilio Vaticano II: Una explicación pendiente

[sí sí no no] Monseñor Brunero Gherardini, ex profesor de eclesiología en laUniversidad Pontificia de Letrán, escribió un libro que lleva por título el mismo que hemos transcrito más arriba (Concilio Vaticano II: Una explicación pendiente) y le mandó un ejemplar al Papa con la súplica de que aclarara de manera definitiva los interrogantes que el Vaticano II le viene planteando a la conciencia católica desde hace ya cincuenta años.
VATICANO_II__UNA_5097daa1f3728_360x360Monseñor Gherardini, que ha seguido el iter[camino] conciliar desde 1962-1965 [se ordenó de sacerdote en 1948, se licenció en teología en 1952 y se especializó en Tubinga en 1954-1955] escribe lo siguiente: «Confieso (…) que no he dejado nunca de plantearme el problema de si, en efecto, el pasado concilio salvaguardó en todo y por todo la tradición de la Iglesia, y de si, por ende, la hermenéutica de la continuidad constituye un mérito innegable suyo y se puede dar fe de ello» (op. cit., Casa Mariana Editrice, Frigento, 2009, pág. 87; título y texto original italianos). Afirma con toda razón que hasta ahora se ha pretendido, pero no demostrado, que se da continuidad entre el Vaticano II y la tradición católica: «no se ha ido más allá de una declaración vehemente puramente teórica» de la susodicha continuidad (pág. 14); y deplora una «tautología colosal», un «error de método» que «responde con el Vaticano II, y sólo con él, a las cuestiones que se suscitan como consecuencia del Concilio» (pág. 21).leer...

La Nueva Misa: Un Esqueleto de Misa para una Iglesia Esquelética

 

La Nueva Misa: Un Esqueleto de Misa para una Iglesia Esquelética

Editorial de Radicati nella fede, Agosto de 2015
Circular de los católicos de Vocogno, diócesis de Novara, Italia
El P. Steve Kelly SJ, celebra "misa" en Los Angeles
El P. Steve Kelly SJ, celebra “misa” en Los Angeles
Esperábamos una nueva Iglesia. Por eso se pusieron a cambiar la Misa. Querían una iglesia con nuevos dogmas y una nueva moral. Ahora han tenido que retocar la Misa católica hasta el punto de reducirla a un esqueleto de sí misma.  Y a una misa esquelética corresponde un esqueleto de Iglesia, constituida por una dogmática y una moral esquelética.
Lo decíamos el mes pasado: la nueva liturgia ha pretendido saltarse dos milenios de historia cristiana, con la ilusión de remontarse a unos míticos principios del cristianismo. Los señores que hicieron la reforma postconciliar dijeron que era necesario simplificarla para sacar a la luz la noble esencialidad del rito católico. Han considerado sustancialmente negativo todo el trabajo que a lo largo de innumerables siglos ha realizado la Iglesia para que el rito católico fuera cada vez más nítido y educativo. Han suprimido cuanto han querido, considerándolo casi todo un añadido negativo, y el resultado es un esqueleto de misa. Una misa llena de vacíos y reticencias. Vacíos y silencios que fueron suplidos con la fantasía del celebrante y de los fieles. Las fantasías se han multiplicado y hay tantas como iglesias en el mundo, porque se sabe que no se puede vivir de un esqueleto: los hombres pondrán la carne de ese esqueleto, pero la carne y la sangre que le dan no son las de Dios sino las de la dictadura de la mentalidad común. De ese modo, dependiendo del momento, hemos conocido misas socialistas, misas comprometidas, misas intimistas, misas alegres, misas verborreicas, misas de curación, misas carismáticas, misas misioneras, misas veloces y todo lo que usted quiera… En resumidas cuentas, uno mismo se hace su propia misa para que se ajuste a su variante particular de cristianismo.
Empobrecida así, la Misa ya no nutre, y ha habido que recurrir a las diversas ideologías del momento para poner lo que faltaba. Al quitársele tanto de Dios,  se ha tenido que reemplazar tomando mucho del hombre para seguir considerándola útil. Es una tragedia, la pérdida del corazón católico, es decir, de la redención realizada por Cristo crucificado.
Y la tragedia se propaga a todo el organismo católico: la misa nueva, esquelética, llena de vacíos, se ha vuelto tan ambigua que produce un cristianismo esquelético, desde el dogma hasta la moral son esqueléticos; un cristianismo ambiguo.
Los sacerdotes, reducidos a celebrar un esqueleto de misa, han dejado de nutrirse y de estar defendidos por la propia misa, con lo que a su vez no pueden nutrir y defender al pueblo.
Hemos hablado de un cristianismo esquelético en sus dogmas:
¿Qué queda en la mayoría de los cristianos de hoy del dogma católico que nace de la revelación divina? Casi nada. Tal vez que Dios existe, y que al final nos salvará. No se puede negar que, de toda la Revelación, todo el el dogma, todo el catecismo no queda casi nada a la vista de la mayoría de los cristianos; pero entonces, ¿por qué se ha revelado Dios, porque ha hablado en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, porque ha cumplido la Revelación en Jesucristo? Ciertamente no lo ha hecho para verse “simplificar” horrendamente en el cristianismo moderno.
Alguno dirá que nos olvidamos de la riqueza bíblica de la reforma litúrgica. Cierto, la Biblia se lee mucho, pero también la misa esquelética se ha impuesto a la Escritura, hasta el punto de que nunca han sido los cristianos tan ignorantes como hoy de la Historia Sagrada y de las Sagradas Escrituras. Aunque la leen en algunas ocasiones, se los ha instruido con la mentalidad de la ideología de turno, la que en ese momento servía de relleno a la misa esquelética.
Hemos hablado de un cristianismo esquelético en la moral:
¿Qué queda en la mayoría de los cristianos de hoy de la riqueza moral católica? Quizás sepan que Dios es amor, que debemos amarnos los unos a los otros, y poco más: es innegable que queda bastante poco. De la Moral Católica, de la ley y de la gracia no se sabe casi nada más. Por eso estamos tan terriblemente indefensos ante la inmoralidad que nos inunda y, sobre todo, ante la ideología de la inmoralidad, que quiere admitirlo todo con la excusa del amor. Asistiremos al cumplimento de la apostasía: se promulgarán las leyes más inmorales en medio del silencio de los católicos, con el aplauso de algunos y con la falsa prudencia de los pastores, que callarán en nombre de la libertad y del respeto humano. Más que una moral esquelética es su mismísima muerte.
Y todo empezó por el vaciamiento de la Misa, cuando se la privó de defensas dogmáticas en las palabras y los gestos.
Y el resurgir sólo se iniciará con el retorno a una misa verdadera y totalmente católica.
Los reformadores postconciliares querían un nuevo cristianismo más libre, humanamente más cautivador, y para lograrlo derribaron las murallas que protegían a la Misa, y no han querido defender el cristianismo fundado por Dios.
Es posible que Pablo VI no hubiera previsto esta tragedia. Es posible que fuera tan iluso como para reducir la simplificación y la modernización al puro lenguaje. Es posible, pero el lenguaje es contenido; y los vacíos del lenguaje son vacíos de contenido que el mundo se apresura a rellenar como le parece.
Es posible que Pablo VI no hubiera imaginado tanto, pero es indudable que hoy en día un Papa no podrá ya contener la deriva sin aceptar el martirio. En efecto: tendrá que aceptar el martirio, porque ciertamente si intenta poner remedio será objeto de los ataques del mundo, de ese mundo que se ha infiltrado en la casa de Dios. Pero si no acepta el martirio, corre el riesgo de no cumplir su misión de Papa

El Instrumentum Laboris del Sínodo promueve una agenda contraria a la ley divina : Mons. Athanasius Schneide

El Instrumentum Laboris del Sínodo promueve una agenda contraria a la ley divina

Nos complace presentar una nueva entrevista, que ha sido concedida al periódico Catholic Voice por Mons. Athanasius Schneider,  quien recientemente concedió a nuestra web una entrevista que ha tenido una amplia repercusión mundial.
Su Excelencia, el Instrumentum Laboris para el Sínodo 2015 afirma que hay un “común acuerdo” [c’è un comune accordo] en favor de un “camino penitencial, bajo la autoridad del Obispo, para los fieles divorciados vueltos a casar civilmente, que se encuentran en situación de convivencia irreversible”. ¿Es correcto sugerir que hay un “común acuerdo”?
[Mons. Athanasius Schneider:] La afirmación de que existe un “común acuerdo” en el “camino penitencial” no es correcta. El único documento público que permitiría determinar la efectiva opinión de los obispos sobre este tema, es la “Relatio Synodi” de 2014. Allí está documentado que el 40% de los miembros del Sínodo rechazó un tal “camino penitencial”. Cuando nos enfrentamos a tal resultado, uno difícilmente puede hablar de un “común acuerdo”. Más aún, no hay ninguna especificación en cuanto a una definición concreta de un tal “camino penitencial”.
A la luz de este uso de la frase “c’è un comune accordo”, ¿está la credibilidad del Instrumentum Laboris amenazada? Incluso uno podría concluir que hay un intento de imponer en el Sínodo la comunión para los divorciados vueltos a casar a pesar de la oposición. ¿Tiene algún comentario sobre esto?
[Mons. Athanasius Schneider:] A la luz de un análisis cuidadoso de los hechos, uno se queda con la sospecha de que los autores del Instrumentum Laboris tratan de impulsar la agenda de un determinado grupo de presión clerical con el fin de cambiar la ley divina de la no admisión del divorciado y vuelto a casar a la Santa Comunión.
Al comentar sobre el Sínodo, monseñor Forte ha dicho que una de las prioridades debería ser una discusión de permitir a aquellos que se han divorciado y vuelto a casar fuera de la Iglesia para que sean “padrinos o madrinas, catequistas, ministros extraordinarios de la Eucaristía”. ¿Qué piensa de esta idea?
[Mons. Athanasius Schneider:] En primer lugar, es necesario recordar la importancia de los padrinos de acuerdo con la constante enseñanza y la práctica de la Iglesia: Un patrocinador (padrino o madrina) debe ayudar a la persona bautizada a llevar una vida Cristiana de acuerdo con el bautismo y a cumplir fielmente las obligaciones inherentes a él. Para que se le permita tomar la función de patrocinador una persona debe ser un Católico que lleva una vida de fe de acuerdo con la función que va a tomar (cf. Cánones 872 y 874 § 1, 3). Los patrocinadores y aquellos que toman el lugar de los padres están obligados a formar a los niños por la palabra y el ejemplo en la fe y en la práctica de la vida Cristiana (cf. Canon 774, § 2). Cuando un padrino o una madrina o un catequista lleva un estilo de vida que contradice públicamente el Sexto Mandamiento y la indisolubilidad del matrimonio Cristiano, entonces él o ella seguramente no puede ser un ejemplo de una vida de fe. Lo mismo es válido para los ministros extraordinarios de la Eucaristía. La defensa de la admisión de los divorciados y vueltos a casar a la tarea de padrinos y catequistas no puede ser en última instancia, para el verdadero bien espiritual de los niños, sino resulta ser una instrumentalización de una agenda ideológica específica. Esta es una deshonestidad y una burla a la institución de los padrinos y los catequistas que por medio de una promesa pública toman la tarea de educadores de la fe. En el caso de los padrinos o los catequistas que están divorciados y vueltos a casar, su vida, sin embargo, contradice continuamente sus palabras, y entonces tienen que afrontar la amonestación del Espíritu Santo a través de la boca del Apóstol Santiago: “Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1: 22).
Excelencia, en el debate en curso sobre el “matrimonio” de personas del mismo sexo algunos grupos Católicos se han convertido en abiertos a la idea de reconocer que las parejas del mismo sexo pueden tener relaciones amorosas a largo plazo por lo que concluyen que es posible reconocer las uniones civiles de personas del mismo sexo. Es evidente que incluso algunos obispos apoyan esta idea pero, ¿podría esto alguna vez ser una auténtica posición Católica?
[Mons. Athanasius Schneider:] Esto no puede ser nunca una auténtica posición Católica porque contradice directamente las palabras de Dios, que dice que los actos homosexuales y el estilo de vida homosexual son una grave ofensa de la voluntad de Dios (cf. Gn 18:20; Lev 18:22 ; 20:13; Is 3: 9; Rom 1: 26-27; 1 Cor 6:10; 1 Tim 1:10; Jud 7). Cometer el mal a un largo plazo e incluso en la relación amorosa no puede transformar el mismo mal en bien. Sólo un verdadero arrepentimiento que incluye la contrición y el firme propósito de evitar el mal cancela con la gracia de Dios el mal. Sería absurdo afirmar que el alcoholismo va a obtener un reconocimiento positivo debido al largo plazo y la relación de amor de dos personas que establecieron esta relación sobre la base de su propensión al alcohol. La misma absurdidad contiene la afirmación arriba mencionada sobre las uniones de personas del mismo sexo.
También parece haber una presión hacia un “nuevo lenguaje” con algunos que dicen que usar las frases “tendencias homosexuales” e “intrínsecamente desordenadas” deben ser evitadas a menos que se cause un delito, ¿Que saca Ud. de este empuje por el uso de un lenguaje políticamente correcto?
[Mons. Athanasius Schneider:] Tenemos que llamar a las cosas por su nombre real; de lo contrario, vamos a engañar a los demás y a nosotros mismos. Llamar a las cosas por su nombre no significa una intención de crear una discriminación, siempre que hablemos con respeto y sabiduría pedagógica. Existen algunos síntomas deficientes de naturaleza corporal o espiritual, como el miedo a las alturas, la claustrofobia, el mareo, la falta de visión, etc. Ninguna persona con sentido común se indignará cuando nombramos tales fenómenos como una deficiencia. De hecho, la atracción homosexual es en sí misma un síntoma de deficiencia sexual-psicológica, que toda la historia de la civilización humana ha considerado como una deficiencia y la ha llamado por su nombre. Bajo la presión de la nueva ideología de género, que tiene sus raíces en la ideología Marxista, en la década de 1970 la homosexualidad fue excluida del Manual Internacional de enfermedades Psicológicas. De tal manera, las personas que sufren de atracción homosexual fueron tomadas rehenes de una ideología radical, en cuanto se les niega la oportunidad de recibir la curación o de mejora su situación psicológicamente defectuosa. Tener una deficiencia no es una vergüenza, sino es un hecho. Los que efectivamente alientan a las personas deficientes, en nuestro caso personas que sienten una atracción homosexual, para que abusen de su deficiencia para conseguir ser más deficientes y consecuentemente se conviertan en adictos, cometen una grave injusticia hacia estas personas que necesitan y quieren recibir ayuda en su deficiencia espiritual y psicológica.
¿Su Excelencia, desde la legalización del aborto en Irlanda en 2013, los hospitales Católicos, como el Hospital Universitario Mater Misericordiae, Dublín, han emitido declaraciones indicando que van a cumplir con las nuevas leyes sobre el aborto. En estas circunstancias, ¿cuál es el deber de un arzobispo u obispo en cuya jurisdicción residen estos hospitales?
[Mons. Athanasius Schneider:] El deber de un obispo Católico en tal caso es privar al hospital del título “Católico” y recordar a sus fieles que los cómplices del horrible crimen del aborto cometen un pecado grave y son amenazados con la excomunión. El castigo de la excomunión es una medida medicinal con el fin de evitar que la persona culpable cometa nuevos delitos y así asegurar su salvación eterna. Este fue el método de Dios mismo (la predicación del juicio y del castigo a través de los Profetas), de Nuestro Señor Jesucristo (el discurso de la excomunión en Mt 18: 15-18) y de los Apóstoles (la excomunión realizada por San Pablo, cf . 1 Cor 5: 4-5) y así tiene que ser también el método de la Iglesia. Cuando la Iglesia desista de este método Divino, ella no será más fiel a Dios, ella no será más una verdadera madre que castiga a su hijo con el fin de salvarlo. Por el contrario, tal iglesia será una madre falsa que desastrosamente mima al niño para su daño o una madrastra que es indiferente acerca de la salvación del niño. Las siguientes palabras de excomunión pronunciada por San Pablo e inspiradas por el Espíritu Santo, siguen siendo válidas para todos los períodos de la historia de la Iglesia inclusive para nuestros días: “Con el poder de Jesús Señor nuestro, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor” (1 Cor 5: 4-5).
Durante el debate del “matrimonio” de personas del mismo sexo en Irlanda, un obispo afirmó que los Católicos podían en buena conciencia votar por esta propuesta y los amonestó a no votar en contra de ella por odio. Además, muchos clérigos utilizan los medios de comunicación para también alentar a los votantes a que redefinan el matrimonio. Esta situación se repite en todo el mundo occidental, ¿qué cree Ud. que le ha pasado al clero en este sentido y qué se debería hacer para corregir la situación?
[Mons. Athanasius Schneider:] Esos clérigos que animan a los fieles para que voten por el matrimonio de personas del mismo sexo por este mismo hecho se revelan a sí mismos como falsos profetas, como los que pervierten la Palabra de Dios. Ellos se autorrevelaron como mentirosos públicos, a quienes se aplica plenamente estas palabras de la Sagrada Escritura: “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo!” (Is 5:20) y: “Tus profetas vieron para ti visiones de falsedad e insipidez. No revelaron tu culpa, para cambiar tu suerte. Oráculos tuvieron para ti de falacia e ilusión” (Lam 2: 14). A tales sacerdotes y obispos el Apóstol Pablo sin ninguna duda diría hoy estas palabras: “Esos tales son unos falsos apóstoles, unos trabajadores engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo” (2 Cor 11:13). Para remediar esta situación en primer lugar es necesario que los obispos fieles enseñen claramente y sin ambigüedades la verdad de Cristo y corrijan explícitamente la enseñanza de estos falsos profetas.
Excelencia, en una serie de entrevistas Ud. ha mencionado los intentos de manipular los procedimientos del Sínodo 2014. Muchos fieles de todo el mundo están ansiosos de que se estén haciendo intentos para manipular el Sínodo 2015. ¿Qué puede hacerse para detener tal manipulación? ¿Qué pueden los que no están directamente involucrados en el Sínodo hacer si surge evidencia de una renovada manipulación?
[Mons. Athanasius Schneider:] Con el fin de detener tales manipulaciones debemos en primer lugar, implorar fervientemente la intervención Divina y celestial, para que las siguientes palabras de Dios se puedan realizar en nuestros días durante el próximo Sínodo: “Dios las tramas de los astutos desbarata, y sus manos no logran sus intrigas. Prende a los sabios en su astucia, el consejo de los sagaces se hace ciego” (Job 5: 12-13).
Más aún, tenemos que exponer y defender la verdad Divina sobre el matrimonio y la familia en formas escritas y orales, ejercitando por este medio el servicio de la verdad como un gesto importante de nuestro amor por nuestro prójimo. Cuando existen seguros elementos de prueba se debe tratar de desenmascarar las maquinaciones de los falsos profetas dentro de la Iglesia. San Pedro, el primer Papa, escribió en su segunda Encíclica las siguientes palabras, que son aplicables a aquellos sacerdotes y obispos que enseñan en nuestros días la bondad del estilo de vida homosexual y la legitimidad de recibir la Sagrada Comunión por parte de quienes viven públicamente en una alianza adúltera: “Habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán herejías perniciosas y que, negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida destrucción. Muchos seguirán su libertinaje y, por causa de ellos, el Camino de la verdad será difamado. Traficarán con vosotros por codicia, con palabras artificiosas; desde hace tiempo su condenación no está ociosa, ni su perdición dormida.” (2 Pedro 2: 1-3).
Su Excelencia, ¿durante este tiempo de confusión y desorientación sin precedentes en la Iglesia hay santos o escritos espirituales a los cuales acudir en busca de consuelo y aliento? ¿Podría compartir con nuestros lectores frases o ideas que nos alienten?
[Mons. Athanasius Schneider:] Tenemos que buscar esos santos que brillaron como luces en períodos particularmente confusos de la Historia de la Iglesia. Entre el clero, me gustaría nombrar a San Atanasio sus sufrimientos y sus escritos sobre la historia de los Arrianos; San Gregorio VII, que intrépidamente defendió la castidad (contra el concubinato clerical y la sodomía) y la libertad (en contra de la interferencia del poder civil en los asuntos espirituales) de la Iglesia, la Esposa de Cristo; San Juan Fisher, que a costa de su vida fue el único obispo Inglés de su tiempo que defendió la indisolubilidad del matrimonio y la primacía del Papa; San Pío X que fue en sus palabras y en sus hechos extraordinariamente claro y valientes y nunca se doblegó ante la presión de la corrección política ni dentro ni fuera de la Iglesia.
Entre los laicos se puede mencionar particularmente: Santa Catalina de Siena, Santo Tomás Moro, Gabriel García Moreno, el eminentemente pío y valiente Presidente de Ecuador, que fue asesinado en 1875 en “odium fidei” inmediatamente cuando salió de la iglesia en la que había pasado una hora en adoración Eucarística. El siervo de Dios Jerome Lejeune (+ 1994): fue condenado al ostracismo por la élite médica, académica y política, debido a su fuerte posición contra el aborto; no recibió un aumento de sueldo durante casi 20 años; sus becas para investigación fueron retiradas y se vio obligado a cerrar su laboratorio.
Sería una gran ayuda espiritual para nosotros en nuestros días, en medio de la persecución desde fuera de la Iglesia y la marginación desde dentro de la Iglesia leer las biografías y escritos de los santos y siervos de Dios antes mencionados y especialmente la vida de los mártires. Leí en alguna parte esta frase, que puede animarnos: “No es importante lo que digan de nosotros hoy, sino lo que dirán de nosotros cien años después de nuestra muerte”.
[Traducción por Secretum Meum Mihi. Agradecimientos a Mónica Laura Avero]